3 de diciembre de 2009

Duermo menos pero sueño más

Los tucanes
El mundo, como todos sabemos, en un principio estaba compuesto en su totalidad por tucanes. Tucanes de diversos colores: rojos, azules, verdes, rosas… Tucanes hembra y tucanes macho. Tucanes encantadores que vivían en paz y siempre eran amables los unos con los otros. En definitiva, eran perfectos. Todos igual de bellos, todos igual de inteligentes, todos con la misma dosis de creatividad.
Uno podría pensar que no podían pedir nada más, pero no fue así. Y es que losrucanes sufrían de aburrimiento. Tenían cierta desidia a sus monótonas vidas, que parecían estar guiadas por un resorte mecánico.
Pero un día un joven tucán nació diferente y como resultado de la mutación genética obtuvo más osadía que el resto de sus semejantes. Con su gran inteligencia decidió crear otra especie para que les hiciese compañía y transformase sus existencias en algo más que en una simple cadena autómata.
El tucán estuvo discerniendo buscando durante mucho tiempo unas bases desde las que enfocar la nueva vida pero después de bastantes noches en vela, decidió guiarse por el impulso y crear lo primero que se imaginase. Ya sabeis cuál fue el resultado… una especie llamada “Homo” en honor a su padre, Don Hoministrus.
Es cierto. No os riáis. Si lo pensamos objetivamente, estos acontecimientos responden muy bien al origen del ser humano ya que no cabe en la mente de nadie que por propia voluntad alguien crease un ser como nosotros. Por eso, fruto de la casualidad, nacimos, dándole una estupenda sorpresa a los aburridos tucanes que poblaban la Tierra.
Al principio las dos especies convivieron en armonía y la bondad de unos contrarrestaba la maldad de otros. Pero, como todo conflicto, el problema comenzó con un hecho trivial. Tan trivial (o no tanto) como la envidia. Un hombre mató a un tucán porque le parecía que era injusto que mientras el tucán fuese hermoso, él tuviese que conformarse con tener un tono rosado y pálido en todo el cuerpo. Y empezaron las complicaciones. Los hombres se revelaron y quisieron superar a los tucanes en todo. Sin embargo, como seres inferiores que eran, no lo consiguieron y se hundieron en la apatía y la desgana.
Los tucanes, tan buenos ellos, viendo que el hombre sufría, decidieron apartarse a un lugar lejano donde el ser humano no tuviese que soportar su perfección. Desde este lugar los tucanes fueron poblando la Tierra con más especies. Esta vez fueron especies bien pensadas y con una función específica: ayudar al hombre.
Así, desde la distancia, los tucanes todavía nos guían y protegen. A ellos les debemos nuestra existencia.
En el fondo debemos sentirnos orgullosos, pues somos el único error de una especie perfecta.
Mire donde mire, no paro de descubrir el egoísmo del hombre. Cada día me sorprende más. Y me planteo: si el mundo fuese de los tucanes ¿No lo mimarían más que nosotros? Dudo mucho que dejasen morir de hambre a sus hermanos del tercer mundo.
Pero claro, el mundo no es de los tucanes. Pertenece a los seres humanos. O nos ponemos las pilas ya o… no quiero ni pensarlo.
Imagino un mundo diferente. No, en realidad, una humanidad diferente. Y ese es mi problema. Como persona soñadora a menudo confundo los sueños con la cruda realidad.
Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario