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19 de octubre de 2012

Amnesia colectiva

La mejor forma de no repetir errores es recordando la historia. Desgraciadamente, somos una sociedad desmemoriada.
Al sistema le resulta más cómodo que olvidemos; a nostros mismos, los humanos, por lo general, nos es más fácil olvidar y dejar de lamentar.
Pero este tipo de amnesia nos hace menos libres, más esclavos.

No olvidemos. (Y qué mejor manera de no olvidar que recordando un sabio poema de Benedetti)

"Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir, arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede, aunque quiera, olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinan por el olvido
como si fuese el camino de santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite,
los recuerdos atroces y de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido"
(Mario Benedetti)

26 de septiembre de 2009

Huir de la realidad



Ayer fue una tarde extraña. Me hizo darme cuenta de que realmente no estoy viviendo. Como mucho sobrevivo. La verdad es que no me lo planteo demasiado. Hago lo que se supone que tengo que hacer (tareas del hogar, estudios, actividades…) y punto. Pero ha llegado un momento en el que hasta entablo conversaciones mecánicamente, me intereso por los que me rodean porque sé que es lo que debo hacer. Y sin embargo no siento nada de todo eso. Definitivamente, lo que yo hago no es vivir, es encerrarme en mi propio mundo y actuar como se supone que debo hacerlo es huir de la cruda realidad.
Huyo de mí misma y de mis emociones. M e permito pensar sobre mis sentimientos muy pocas veces y durante pequeños ratos, intentando siempre que haya gente alrededor para no llegar nunca a un punto extenuante de dolor.
Así he aprendido a sobrevivir de manera inerte y eso me entristece mucho.
También sé que huyo de los recuerdos relacionados con él, de todos los momentos que pasamos juntos. Esta huida es la más difícil de sobrellevar puesto que cuando te prohíbes recordar pero a la vez estás aterrorizada por el olvido no hay forma humana de aguantar. Él siempre está presente: a veces en lo más recóndito de mi ser y otras en la superficie, pero siempre, el 100% de mi tiempo. Y como evito el pasado y el futuro, solo me queda el presente, que está impregnado justamente de los otros dos tiempos que quiero abandonar. Por eso me encantaría crear un instante alternativo en el que pudiese vivir por mí misma.
No tengo memoria de nada bueno ni agradable que me haya pasado. Todo esto ha borrado mi tiempo anterior de tal manera que lo único que me viene a la mente son desgracias. Curioso cómo en unos días se puede perder todo lo que eras y cómo la soledad te abre los ojos diciéndote que no te queda nada. Absolutamente nada.

DOWNTOWN- PETULA CLARK