12 de abril de 2018

Primavera

Me oíste llegar porque estaba riéndome a carcajadas mientras subía las escaleras; después me viste, con flores prendidas en el pelo y acarreadas en los brazos...
Tras tu mirada de curiosidad, te expliqué que la primavera me avisaba de su llegada cuando mis alumnos empezaban a recibirme por las mañanas con flores que recogían camino al cole.
Me cogiste de la mano y me llevaste al parque. No paraste hasta que encontraste la flor más bonita de todas. Con la misma carita de ilusión que ponían mis niños, me la ofreciste en un gesto impaciente, más tosca que gentilmente. Y sonreí, porque en aquel momento fui consciente de que la primavera no es la causa de que broten flores en mi vida, sino tú.
(Qué suerte compartir primaveras contigo, aunque sea a miles de flores de distancia -geográfica-)