26 de febrero de 2013

Escapar en busca de libertad



A veces necesitamos desprendernos, alejarnos, buscarnos… escapar.
 
Cuando nos embarga la angustia y la sensación de ahogo es perenne, hay que ponerse en movimiento, descongelar el cerebro y salir del cascarón, afrontar la soledad y decir “te quiero”.

Y todo ello es más fácil si lo hacemos fuera de nuestro ambiente cotidiano. Lejos de nuestra rutina tenemos la oportunidad de redescubrirnos. No hace falta recorrer kilómetros para empezar la nueva búsqueda de uno mismo. Basta con cambiar nuestro contexto habitual por uno distinto (ya sea sentarnos a leer en un parque en vez de en nuestro sofá o pasar unos días en casa ajena o en otra ciudad) para desvincularnos de todas las preocupaciones que nos siguen en el día a día. No sirve irse lejos, sino mirar desde lejos. Observar y analizar desde fuera nos ayuda a liberarnos. Sin embargo, la verdadera libertad llega cuando vamos más allá de nuestras fronteras mentales. Derribar muros y soltar lastres… Eso es libertad (quien lo probó lo sabe).

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