Se cuenta que, en una ocasión, mientras se hallaba tocando el violín en un concierto ante una concurrida multitud, Corelli advirtió que todo el mundo se ponía a hablar; interrumpió suavemente su interpretación, dejó el violín en medio del salón, y se levantó para marcharse, diciendo que temía interrumpir la conversación.
Ya me gustaría tener a mí el carácter de Corelli y decir lo que me gustaría decir en las ocasiones en las que lo debería decir.
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