Vuelve Luis, ahora, a mi mente. Vuelve la nostalgia de él. Nuestro
encuentro me ha afectado más de lo que imaginé. Sólo le retengo un
momento, cuando, desnudo entre mis brazos, se abandonaba a mi cuerpo. Le
retengo un poco más, en esos besos que posaba sobre mis párpados, en
esa mirada interrogante que me causaba tanto placer y tanto dolor,
diciendo en silencio: "¿qué buscas?, ¿qué miras?"
Le echo de menos, y
no se me había pasado por la cabeza que ahora lo fuese a necesitar.
Estoy tan acostumbrada a prescindir de él…
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