16 de abril de 2014

Con I de...

A veces necesito imaginar que no todo a mi alrededor es incontrolable e indómito (aunque lo sea), así que me agarro a la vida e intento desentrañarla entre música y palabras.

Inabarcable
Como alcanzar el cielo con los brazos.
Como los grandes gestos y los pequeños momentos.
Como su sonrisa conteniendo la belleza de dos mundos.
Como los precipicios que se saltan con los ojos abiertos y los puños cerrados.
Como la nostalgia de una vida soñada.
Como el mar cuando ahoga sus penas.
Como la incertidumbre de la incógnita.
Como los fuegos fatuos intrínsecos.

Imposible
Como un corazón vacío.
Como un artista sin alma.
Como entregarse sin exponerse al sufrimiento.
Como intentar colorear la vida sin música.
Como negarse a amar.
Como los incendios ignífugos.
Como un futuro eterno.
Como llorar con los ojos cerrados.

Inexorable
Como la salud fugándose por el resquicio de la puerta.
Como la huida de uno mismo.
Como el abrazo de después.
Como el dolor cuando, medio muerto, entierras a los vivos.
Como el desgarro de la indiferencia ajena.
Como el cariño de un abuelo hacia sus nietos.
Como el paso del tiempo.
Como el desgaste que producen las distancias.

Irracional
Como los incendios provocados para repoblar.
Como una herida que no se deja cicatrizar.
Como las ganas de huir cuando más a gusto se está.
Como la soledad a pesar de estar rodeado de gente.
Como llorar de felicidad.
Como las grandes palabras: nunca, siempre, nadie…
Como la fascinación por las puestas de sol.
Como echarle la culpa de los excesos a la luna llena.

Irreverente
Como cerrar el paraguas para mojarse bajo la lluvia.
Como sonreír ante las tinieblas con la intención de deslumbrarlas.
Como la lluvia cuando por fuera golpea el cristal, pero cala por dentro.
Como retar a los charcos saltándolos con manoletinas.
Como las miradas desafiantes que provocan incendios.
Como hacer equilibrios sobre una cuerda que se acaba de destensar.
Como reírse a carcajadas en los lugares y momentos menos oportunos.
Como alzar el mentón ante los reproches y encogerse de hombros ante las exigencias.

Impetuosa
Como las noches de sexo, poesía y mordiscos.
Como las palmas de unas manos extendidas, diciendo: “ven”.
Como el miedo pugnando por salir de su coraza.
Como el amor en estado puro.
Como gritar de alegría.
Como bailar a oscuras y con el pelo suelto.
Como dejarse llevar.
Como besar hasta que se agrieten los labios.

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